1983 Magro.

«Por poco me quedo» Cada vez que escucho esta frase es inevitable no pensar en Magro o ‘Magrini’ como también le llamábamos. Infinidad de veces se la he escuchado, especialmente en las etapas duras. Unas veces llegábamos juntos, otras era él quien había llegado con el grupo de los buenos y cuando le hacías un comentario de «¡Magrini! Vas como un tiro» y el siempre te contestaba lo mismo, «Si iba muerto, He aguantado por los pelos. Por poco me quedo».

Jesús siempre ha sido un gran corredor, un todo terreno, pero especialmente iba muy bien en la montaña y con una buena velocidad, pero… Un amigo mío, astrólogo, le hizo su carta astral por allá en 1989 y cuando le digo lo que los planetas decían de él… «La carta te sonríe, pero… si hubieses nacido una hora antes (o después, no me acuerdo muy bien), habrías sido un campeón». Magro me sonríe y me dice: «siempre por poco». Porque estuvo muchas veces a puntito de lograr buenas victorias, pues en las etapas de montaña y llegaba un grupo a Meta, su buena punta de velocidad le hacía rozar el éxito, pero siempre rozando, por poco.

Tour 1991 en las vuelta finales en los Campos Elíseos. Magro e Indurain.

Aparte de sus excelentes condiciones físicas, también hay que resaltar su carácter. Amigo de sus amigos y amigos de todos. Son muchas anécdotas que generaba y siempre de buen rollo. No puedo olvidar en la Vuelta de 1986 corrió una selección rusa, en esos años de apertura soviética. El caso es que los pobres no hablaban con nadie, no hablaban más idiomas que el ruso y en el pelotón, creo que nadie hablaba su idioma. El caso es que en más de una ocasión se veía a Magro de charla con alguno, con los menos tímidos, pues tampoco se les veía muy cómodos en eso de tener una charla mientras íbamos haciendo kilómetros. Nos acercábamos a Jesús y le decíamos si sabía algo de ruso, él: «No, pero chapurreando algo de italiano, español, francés y signos nos hacemos entender». Es un crack.

Un corredor muy abierto, con muy buen talante dentro de la carrera como fuera, Jesús es una persona con quien es un placer compartir el tiempo y enseguida se hace querer.

Espero que no sufras mucho dando a los pedales, en este homenaje que te hacemos tanta gente que te admira

JESÚS RODRÍGUEZ MAGRO

Natural de Loeches (Madrid) se ha criado y vive en Alcala de Henares, nació el 28 de mayo de 1960. Estuvo de profesional entre 1982 y 1993 ininterrumpidamente.

En su primer año como profesional destacó en la Clásica de San Sebastián con un segundo puesto.  Clasificándose numerosas veces en puestos de honor, como en la Tirreno-Adriático, la Clásica de los Puertos o el Giro de Italia de 1984. Afortunadamente también logró victorias, aunque como profesional muchas veces le fue esquiva, en su palmares está la Subida Urquiola de 1985 o la General de la Vuelta a Asturias al año siguiente.

El ser los dos del mismo año, del ’60, coincidimos a lo largo de nuestra carrera deportiva, de juveniles, al principio rivales, luego compañeros, hasta que pasamos a profesionales, que él se decantó Por Javier Minguez, mientras yo lo hacía con Echávarri. Pero en 1988 llegó al Reynolds, después de haber estado en el Teka (1987), para colgar la bici como yo en el Banesto, un año antes que yo lo hiciese.

Tour 1985. LeMond, Andersen y Magro.

Como corredor era un lujo tenerlo a tu lado, como he comentado al principio, sus grandes condiciones físicas y pero esa falta capacidad de rematar, le condenó a ser un gregario de lujo para sus lideres (Alberto Fernández, Indurain o yo mismo). Así le costó trabajo contestar a su hijo cuando de pequeño le preguntó que, «Papa y tú ¿por qué no ganas? En lugar de ayudar a Indurain o a Perico» .

Leía la carrera perfectamente y si había que trabajar, organizaba inmediatamente el equipo sin necesidad que se le dijese nada. Sin pedírselo llegaba con agua, comida o un refresco para que no tuviésemos que ir al coche a por ello, no sólo para el líder del equipo, sino para sus propios compañeros.