1992 Banesto. Buscando el golpe de pedal.
Banesto deja a Delgado como único jefe de filas para afrontar la Vuelta Ciclista a España. «Correr en casa siempre apetece», pues Miguel fue a Italia a probar fortuna.
Una primera semana bastante tranquila donde son los sprints los que mandan, hasta llegar a la primera contra reloj de 50 kms. Un Montoya exultante, logra coger el liderato y Perico (8º en la etapa a 1′ 30″), está a 1′ 41″.
Llega la montaña y antes de afrontar el puerto de La Bonaigua, había rumores en el pelotón que Tony Rominger se iba a casa por problemas en la rodilla. «No lo consideraba el rival mas directo, pero a mí no me hacía mucha gracia. Era uno de los pocos ‘aliados’ a la hora de atacar a los ‘amayas’ (con Montoya, Cubino y Parra)». A punto estuvo de abandonar como reconoció el suizo, pero sigue en carrera. Resiste el ataque de Perico a 3 kms. del final en el Alto de Beret, donde recupera 30″ sobre el maillot amarillo. Con esta ofensiva metió miedo a sus adversarios que se dedicaron hacer la carrera en su contra. Así al día siguiente en terreno francés, camino de Luz Ardiden y ascendiendo Tourmalet, dejan todo el peso de la carrera al segoviano, Cubino va escapado, y no encuentra colaboración con sus acompañantes. Perico cansado de tanta vigilancia sobre él decide jugar fuerte y deja la carrera libre, ya no quiere tirar más y deja marchar a Rominger cerca de meta en Luz Ardiden. El líder Montoya sigue empeñado en ir a rueda de Delgado y ve como se marcha el suizo limándole 1′ 03″. «Ese día Montoya perdió la Vuelta, su director Minguez le dijo que solo estuviera a mi rueda y se olvidase de los demás. Gran error táctico pues ese tiempo fue el que separó finalmente a los dos». No quería que Perico les sorprendiese y lo único que lograron fue meter en la lucha a Tony Rominger.
Los Lagos pudieron ver a un Pedro Delgado con sello de Tour. A 5 kms. de Meta se la juega y ataca sin contemplaciones, logrando una brillante victoria. La carrera es cosa de tres (Montoya, Rominger y Delgado). El segoviano vuelve a tentar la suerte a 60 kms. de la llegada camino de Ávila, pero esta vez sus rivales arropados por sus equipos correspondientes consiguen neutralizarle.
Rominger demostró en Fuenlabrada todo lo que hace falta para ganar un Gran Premio de las Naciones contra reloj, gana y se viste de amarillo. La carrera finaliza con Pedro Delgado 3º, detrás de Montoya (2º) y Rominger (1º), «A pesar de no ganar, es la Vuelta de cuantas he realizado, que más orgulloso me siento».
Miguel Indurain, después del éxito del año pasado en Tour y su reciente triunfo en el Giro de Italia, se convirtió, lógicamente, en el líder del equipo, el papel de Perico cambió a partir de entonces, había una nueva generación del ’64 (Bugno, Alcalá, Breukink, Indurain,…) que no perdonaban a los del ’60 (Fignon, Lemond, Roche, Delgado,…). Su experiencia para coordinar el equipo e intuir qué se mascaba en carrera y la demostración del poderío de Miguel, no sólo en la prólogo de San Sebastián, sino en la contra reloj individual, hizo el resto. «Cuando afrontas una carrera con posibilidades, haces siempre un cálculo de donde ganaras tiempo o donde lo puedes perder y cuando un hombre, como en esta ocasión, Miguel Indurain, hizo la demostración de fuerza, como la que realizó en Luxemburgo, sus mas inmediatos rivales necesitan varios días para asumirlo, por ejemplo Bugno hizo 3º a 3′ 41″, estoy seguro que este día el italiano dio por perdido el Tour de este año. Yo realicé una gran contra reloj, fueron 65 kms. y cedí 4′ 52″, colocándome el 12º en la general».
Pedro Delgado hizo, a pesar de estar supeditado a Indurain, un buen Tour en su décima aparición. Después de haber sido primero, segundo, tercero, cuarto,… fue sexto, como en el ’85. Una lástima que se le escapará la victoria de etapa 12º, por falta de dureza en el último puerto.