1988 Reynolds. Debut en el Giro del Gavia y por fin ¡el Tour!
Pedro Delgado retornó a España, al Reynolds, el equipo con que había empezado como profesional. Hacía 14 años que un español no ganaba el Tour y en el ambiente del ciclismo español, como del aficionado, se soñaba ya con la victoria del segoviano. Por ello, cuando decide correr ese año el Giro de Italia, recibe grandes críticas por dejar de lado la ronda española, «he corrido 6 Vueltas a España, es hora de probar el Giro, Roche el año anterior corrió el Giro lo ganó, así como el Tour, lo mismo habían hecho, anteriormente, Hinault (’82 y ’85) o el mismo Eddy Merckx (’70, ’72 y ’74), ¿por qué no probar yo?. Además, iba a correr con mucha menos presión por parte de los medios de comunicación y seguidores, después de mi podio del año anterior, vivía bombardeado en todas las carreras españolas».
No rindió como se esperaba en su primer Giro de Italia, ya, en la 6ª etapa y bajo la lluvia, sus piernas no responden y cede un par de minutos sobre los favoritos, él confía en recuperarlo en las Dolomitas o en los Alpes, pero las condiciones meteorológicas son tan adversas en esos días y, especialmente la etapa del Gavia (14ª), que acabar es un éxito. Como anécdota de ese día vale decir que el primero en pasar por la cima fue el holandés Van der Velde, con un par de minutos de ventaja y perdió más de media hora en la bajada (20 kms.) sobre el primero de la etapa, su compatriota Breukink. Vencedor final, el americano Andy Hampsten, Delgado finalizó en 7ª posición con el recuerdo imborrable para ciclistas, periodistas como seguidores de esa jornada dantesca de frío y nieve. «Estuve más de media hora (no exagero) bajo la ducha de agua caliente para quitarme un poco la tiritona que tenía. Ese día lo más duro no fue el ascenso, aunque la mitad del puerto estaba sin asfaltar y con desniveles del 12 al 14%, la lluvia y la nieve se formó un barrizal terrible, lo peor fue el descenso. Aterido de frío tenías unas tiriteras terribles que a veces te hacía difícil mantenerte sobre la bici. Algunos ciclistas se bajaron de la bicicleta y corrían carretera arriba, para entrar en calor, tu te cruzabas con ellos, como si se tratase de una pesadilla, sin saber que pensar, si era un sueño o una durísima realidad».
El Giro de 1988 quedó marcado por el frío y la nieve de la etapa del Gavia | Su primer Giro de Italia (1988), no pudo brillar como en las otras grandes vueltas por etapas. |
Su equipo afronta el Tour con muchos nervios, no habían logrado ningún éxito relevante a lo largo de la temporada y en el Tour se la jugaban el todo por el todo. Con una primera semana marcada por la lluvia, la crono por equipo, donde su equipo fue 7º y él mismo, en la crono individual 12º, sale muy bien parado. Por ejemplo, sólo pierde 4″ sobre Jeff Bernard, hombre referencia en este Tour, manteniendo una posición envidiable respecto otros años, es 15º a tan sólo 1′ 55″ del líder, antes de llegar la montaña.
Llegan primero los Alpes y Perico y es líder en la cima de Alpe d’Huez (como en el ’87). «Es la duodécima etapa y con la ayuda de mis compañeros de equipo, castigamos el pelotón de los mejores, primero Indurain, en el descenso del col de la Madeleine, después, Omar Hernández, con el asfixiante ritmo en la ascensión del Glandon y finalmente, yo atacó y solo me puede seguir Steven Rooks», curiosamente lugarteniente suyo los dos últimos años en PDM. La etapa fue para el holandés y el liderato para Pedro.
Ascensión al Alpe d’Huez, Pedro se pone líder en el Tour de 1988. | Indurain trabajando para su compañero de equipo y líder del Tour (1988). |
De nuevo aparece una sombra negra en el Tour. Días después de ganar al día siguiente la cronoescalada de Villard de Lans, donde prácticamente sentencia la carrera, un gravísimo error por parte del equipo médico del control antidopaje del Tour, le hace casi abandonar al segoviano la carrera. El prestigio de la organización del Tour quedó por los suelos y el quebranto moral al español fue grande.
«Ese sueño, que comenzó en mi primera participación en 1983, por fin es una realidad. Arriba, en lo mas alto de podio y al escuchar el himno español en los Campos Elíseos de París, todo parece un sueño, un sueño que se está cumpliendo, es un momento maravilloso, inolvidable».
La temporada aún no se acaba, participa en numerosas carreras, destacan la Volta a Cataluña, donde su colaboración es primordial para que un joven corredor, compañero de equipo y la niña de los ojos de Echávarri (director de ambos), gane la carrera, es Miguel Indurain.