1985. Orbea. Su primera Vuelta.

Pedro Delgado cambia de equipo, el Reynolds tiene muchos jefes dentro (Arroyo, Gorospe y él) y su director José Miguel Echávarri, le deja marchar, recala en el Orbea, equipo neoprofesional que apuesta por Pedro por sus condiciones para las grandes vueltas. En la Vuelta, se toma la revancha del año pasado en los Lagos de Enol, donde perdió el liderato, y gana la etapa y se viste de amarillo, arrebatándoselo al jovencísimo Miguel Indurain, que con 20 años es el líder más joven de la Vuelta a España. Al día siguiente no se encuentra muy bien y pierde el liderazgo de la carrera en manos, afortunadamente para él, de su compañero de equipo Peio Ruiz Cabestany. A partir de esta etapa, la 7ª, Pedro no encuentra su sitio en la carrera, sus sensaciones no son muy buenas, su director le dice que hay que seguir luchando, que él es el jefe de filas, pero ve como la carrera se le va escapando poco a poco.

 

Llega la penúltima etapa, de Alcalá de Henares- Segovia, última de montaña. En la general, Delgado está a más de seis minutos de Millar, líder. La suya no es la rueda a vigilar, ya que los peligrosos son Pacho Rodríguez y Cabestany. Ataca en repetidas ocasiones en el puerto de Cotos para debilitar al equipo del líder, pero no le dejan moverse, debe aprovechar las malas condiciones meteorológicas (lluvia, granizo, niebla,…) para insistir una vez más justo al comienzo del descenso del puerto de Navacerrada. Con una visibilidad casi nula se la juega en las primeras curvas y consigue distanciarse de sus adversarios. Sueña con ganar la etapa delante de sus paisanos. Antes que él, se había escapado Recio y cuando Pedro le da caza, éste se pone a rueda. Delgado entiende lo infructuoso de su esfuerzo y trata de ponerse de acuerdo con su compañero de fuga, para distanciarse y obligar a trabajar lo más posible a Millar (que marchaba sin ningún compañero de su equipo para ayudarle) y así favorecer a su compañero Cabestany.

Victoria en Los Lagos y se pone de líder. Vuelta a España 1985 Camino de Tremp en la Vuelta a España 1985, ayudando a su compañero de equipo, Peio Ruiz Cabestany

La diferencia entre el dúo de cabeza y el líder aumenta. El hueco es importante, faltan 40 kms. de etapa y le llevan más de 2 minutos. Por unas carreteras que le son familiares, en las que ha dejado muchas gotas de sudor, Pedro Delgado pedalea con ganas, sabedor de que puede alcanzar el éxito de su carrera deportiva. En la meta de Segovia, es primero Recio, seguido por Delgado, que aventaja a Millar en 6′ 46″. Se convierte en el nuevo líder, ante el entusiasmo de sus todavía incrédulos paisanos. Esta vez la diosa Fortuna ha estado a su lado.

«Tenía claro que iba a atacar, si no podía subiendo, pues bajando. El día a pesar del frío y la lluvia, me benefició, la carretera estaba resbaladiza. El director de Millar no informó como era debido de cuanto tiempo sacábamos. Además, los 10 segundos que separaba a Millar sobre Pacho (segundo en la General), también me ayudo, el escocés no quiso jugársela y hacer sobresfuerzos a lo largo de la etapa y temía acusarlo más tarde. Así tiraba y no tiraba, por miedo al colombiano. Cada uno jugó sus cartas y a nosotros nos salió bien».

Penúltima etapa de La Vuelta en la escapada decisiva con José Recio. Salamanca acogío el final de la carrera. Compartiendo podio con Laguía (maillot verde), Fabio Parra (mejor neo) y Angel Camarillo y Marc Duran (equipos)

Tras haber ganado la Vuelta del ’85, Pedro llega al Tour con mucha moral, pero a las primeras de cambio, la contra reloj por equipos (cuarto día de carrera) el Seat- Orbea queda en último lugar, a más de 7 minutos del ganador. Un amargo trago para alguien que aspira al podio en el Tour. Se le complican más las cosas en la primera contra reloj individual (Straburgo) de 75 kms., cede 5′ 38″ sobre Hinault y va a parar al puesto 44 de la General. Hasta entonces en esa primera lucha contra el crono nunca había perdido mucho tiempo, pero este año no va bien.

Llega la montaña y comienza a mejorar, pero no se encuentra en carrera, está descentrado, no coge el tren de los buenos, tiene que realizar sobresfuerzos para solventarlo y estar con los primeros. Parece que va recuperando algo de terreno, pero en la contrarreloj de Villard de Lans (32 kms.) una gripe que arrastra, los dos últimos, días le hace perder casi 4 minutos, más, sobre Hinault.

Emergiendo de la niebla en Luz Ardiden, consigue lo que se le ha ido negando en sus participaciones en el Tour: un triunfo de etapa. Distanciando a Hinault en 4 minutos. La labor primero de su compañero José del Ramo y después de Cabestany, en una estrategia perfecta, dio como resultado una brillante victoria. Al día siguiente, con final en el Aubisque es sexto y asciende hasta al sexto puesto de la General, donde terminará clasificado.

«Fue una buena temporada en cuanto a resultados, pero mi estado de forma fue mejor en el ’84. Un año de sensaciones contrarias, alegría por los triunfos y algo de pena porque no marché nada bien en las contra reloj. Tal vez demasiada competición (después de la Vuelta a España, corrí la Vuelta a Colombia y acto seguido el Tour), el caso es que no estuve a gusto en ningún momento en competición, estaba cansado psicológicamente».

Tras el triunfo en La Vuelta, el equipo comenzó a llamarse Seat-Orbea. En Luz Ardiden, Pedro logra entre la niebla, la primera victoria de etapa en el Tour de Francia en 1985.